La reciente presentación de la Rendición de Cuentas de la Comuna del año 2023 arroja luz sobre un tema crucial que afecta diariamente a los habitantes de La Plata: el servicio de recolección de residuos. Los datos revelados señalan que la empresa Esur, encargada de esta tarea, está cobrando una cifra cercana a los 46 millones de pesos diarios, lo que la convierte en el rubro más costoso que enfrenta la Comuna anualmente.

En un análisis más detallado de la rendición, se destaca que durante el año pasado, Esur recibió la astronómica suma de $16.860 millones por una prestación que muchos consideran ineficiente y que es objeto de denuncias constantes por parte de los vecinos de la ciudad. Estos números, correspondientes al último año de la gestión del ex intendente y actual Subsecretario de Deportes de la Nación, Julio Garro, dejan al descubierto una serie de gastos difíciles de justificar.

Es importante recordar que Esur tiene la concesión del servicio desde hace más de dos décadas en La Plata, representando un 19,5% del presupuesto de toda la administración central. Este hecho resulta aún más sorprendente al considerar que la empresa Transporte 9 de Julio, una de las socias de Esur, ha mantenido un monopolio en el negocio de la basura en la capital provincial durante casi cuatro décadas.

El directorio de Esur, según datos del Boletín Oficial de la provincia, está conformado por figuras como Ricardo Alberto Molina, Gabriel José Suárez y Juan Terruli, quienes ocupan cargos clave en la toma de decisiones de la empresa.

En cuanto a los números específicos, durante el año 2023, la Municipalidad ejecutó un total de 26.635 millones de pesos, de los cuales casi 17 mil millones se destinaron al servicio de "Barrido y Recolección". Esto representa un aumento del 136% en comparación con el año anterior, cuando la empresa había recibido $7.133 por el mismo servicio.

Los datos revelan un patrón alarmante: desde el primer año de la gestión de Julio Garro, Esur ha ido incrementando su facturación de manera exponencial, representando porcentajes significativos del presupuesto municipal año tras año. Este aumento desproporcionado contrasta con la evidente falta de mejoras en la calidad del servicio ofrecido, lo que ha generado un malestar generalizado entre los residentes de la ciudad y los barrios que han sido ignorados y postergados.