En primer lugar, Milei elogió a aquellos que "lograron escapar de las garras del Estado" al fugarse dólares, calificándolos de héroes en una situación en la que el control estatal se torna asfixiante. Asimismo, aseguró a los empresarios presentes que facilitará su camino, prometiendo reducir el gasto público en proporción al crecimiento económico.

El mandatario también aprovechó la oportunidad para criticar abiertamente las políticas económicas vigentes, señalando al déficit fiscal como el principal problema y denunciando la consecuente cadena de medidas desesperadas: emisión monetaria, pérdida de reservas, restricciones cambiarias y controles de precios, que solo han exacerbado la inflación y el desabastecimiento.

En otro momento de su discurso, Milei arremetió contra el aumento de sueldos en la Cámara alta, calificando el momento político actual como una revelación en la que la corrupción y la ineficiencia salen a la luz. Además, adelantó su determinación de enfrentar las próximas elecciones legislativas con la firme intención de "aplastar" a la clase política tradicional.

Ante las risas del público, el presidente reiteró sus recomendaciones económicas, instando a la compra de dólares como medida de resguardo financiero, incluso en el mercado negro para evitar impuestos considerados excesivos.

Finalmente, Milei defendió su política fiscal, bautizada como "motosierra y licuadora", argumentando que la reducción del déficit público era posible y necesaria, a pesar de las críticas recibidas. Con convicción, afirmó haber logrado un déficit cero para el año 2024, empleando medidas drásticas pero efectivas.