Martes 1 de abril de 2025
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2025 con números del 2001: entre la caída del ingreso y el desplome del consumo

En los últimos meses, la economía argentina ha alcanzado niveles de deterioro que recuerdan a la crisis de 2001. La caída del poder adquisitivo del salario mínimo, la pérdida de capacidad de consumo y el estancamiento de los salarios están marcando una nueva etapa de precarización económica. 

Según diversos informes y analistas, el 75% de la población ha quedado al margen de la capacidad de compra, mientras que el salario mínimo se encuentra por debajo de los niveles previos a la crisis de la convertibilidad. El impacto es claro: los argentinos viven una realidad económica cada vez más parecida a la de hace más de 20 años, con el consumo de los hogares y el empleo formal en niveles alarmantes.

El salario mínimo: retroceso y crisis del poder adquisitivo

De acuerdo con un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas, el salario mínimo ha perdido un 30% de su poder adquisitivo desde noviembre de 2023, con una caída acumulada que lo deja por debajo de los niveles de 2001. Este retroceso es particularmente significativo si se compara con el valor que alcanzó en 2011, cuando se encontraba en su punto más alto. En marzo de 2024, el salario mínimo rondaba los $296.832, insuficiente para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores, lo que refleja una pérdida histórica que afecta de manera directa a la población más vulnerable.

El 75% de la población sin capacidad de consumo

Claudio Daniel Boada, director de la Unión de Usuarios y Consumidores, afirma que “el 75% de la población no tiene capacidad de consumo”, un dato alarmante que subraya el impacto de la caída del poder adquisitivo. Según Boada, la pérdida del poder de compra se ha acercado al 30% en el primer año del gobierno de Javier Milei, y aunque la inflación ha mostrado una desaceleración, esta reducción se ha logrado “a costa de sacarle el dinero del bolsillo a la gente”. La desaceleración inflacionaria no ha implicado una mejora real en la economía de los argentinos, ya que la mayoría de la población sigue sin poder acceder a productos y servicios esenciales.

La venta de dólares: una estrategia de supervivencia

En medio de la crisis, muchos sectores medios han recurrido a la venta de dólares como una forma de sobrevivir. Esta práctica afecta a los comercios y proveedores de bienes y servicios, que se ven obligados a ajustar sus precios para poder vender sus productos, lo que genera una caída en el ritmo inflacionario. Sin embargo, según Boada, esta no es una solución efectiva, ya que no representa una mejora real en la economía: “Es una falsa desaceleración”, asegura.

El FMI y el riesgo de una nueva devaluación

Otro factor crítico en el análisis económico actual es la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La reciente aprobación de un acuerdo con el FMI ha desatado temores sobre futuras devaluaciones y sus consecuencias para la economía local. Boada advierte que, en un escenario de devaluación, los precios seguirán subiendo, afectando principalmente a los sectores más vulnerables. “Cada devaluación va a precios, claramente”, señala, explicando que estos procesos generan una transferencia de recursos de los sectores bajos y medios hacia las grandes corporaciones y entidades financieras.

El desempleo y la estancación del empleo formal

La situación del empleo formal también es preocupante. Aunque hubo un repunte en algunos meses, la tasa de crecimiento del empleo en el sector privado ha sido débil. Según los datos disponibles, en diciembre de 2024 había 6,25 millones de trabajadores asalariados formales, pero la pérdida de puestos de trabajo en el año anterior fue de aproximadamente 105.000, una caída del 2%. Si bien se observa una leve estabilización en algunos sectores, los datos generales reflejan un panorama de inestabilidad, con muchos trabajadores buscando alternativas fuera del mercado laboral formal debido a los bajos salarios.

¿Un plan económico fallido?

El análisis general sugiere que, si bien el gobierno de Javier Milei ha buscado implementar políticas para controlar la inflación y mejorar la estabilidad económica, estas medidas no han sido suficientes para mitigar el impacto sobre los sectores más vulnerables. El salario mínimo, el consumo y el empleo siguen siendo temas críticos que no han encontrado una solución efectiva en el corto plazo.

Boada es tajante al respecto: “Este plan económico, tal como está diseñado, desde la microeconomía que manejamos todos los días, no sirve si no tenemos poder adquisitivo”. La reducción del consumo y la caída en el nivel de vida de millones de argentinos son la prueba palpable de que las políticas implementadas hasta ahora no han logrado generar un cambio significativo para la mayoría de la población.

Un retorno a los niveles de 2001

En resumen, la situación económica de Argentina en 2025 ha llevado al país a una grave crisis de poder adquisitivo, con niveles que remiten directamente a la situación de 2001. El salario mínimo, el consumo y el empleo son los tres grandes indicadores de este retroceso económico, en un contexto marcado por la falta de acuerdos salariales, el estancamiento del empleo y la incertidumbre en torno a las políticas del FMI. Si bien los datos de crecimiento económico pueden parecer alentadores en algunos sectores, la mayoría de la población sigue viendo cómo su calidad de vida se deteriora cada vez más. El desafío para el gobierno será encontrar un equilibrio que recupere el poder adquisitivo y la capacidad de consumo, antes de que esta crisis se agrave aún más.

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