El debate sobre las circunstancias de la muerte del fiscal Alberto Nisman sigue dividiendo a la sociedad argentina, con el gobierno insistiendo en la hipótesis del asesinato y Cristina Fernández de Kirchner defendiendo la versión del suicidio, mientras las investigaciones continúan sin resolverse.
El 18 de enero de 2025 marca el décimo aniversario de la muerte del fiscal Alberto Nisman, un caso que ha polarizado a la sociedad argentina y que continúa siendo objeto de intensos debates. Mientras el gobierno actual, representado por el fiscal Eduardo Taiano, sostiene la teoría del homicidio, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) defiende la versión del suicidio.
El fiscal Taiano, encargado de investigar el caso, ha reafirmado su convicción de que Nisman fue asesinado debido a su trabajo en la Unidad Fiscal de Investigación del Atentado a la AMIA (UFI-AMIA). Según Taiano, su muerte está vinculada al Memorándum de Entendimiento con Irán, impulsado por el gobierno de CFK, lo que sugiere un posible encubrimiento relacionado con las investigaciones sobre el atentado a la AMIA.
En este contexto, Sandra Arroyo Salgado, exesposa de Nisman, también ha declarado que existen pruebas científicas y judiciales que demuestran que su muerte fue un homicidio.
Por otro lado, CFK y sus seguidores han mantenido que Nisman se quitó la vida. La exmandataria ha argumentado que las pruebas presentadas por el gobierno son manipuladas y no reflejan la realidad de los hechos. En este sentido, algunos medios han señalado que las versiones sobre un supuesto homicidio carecen de sustento y que las pruebas apuntan a un suicidio.
La narrativa oficial sostiene que Nisman estaba bajo una presión considerable debido a sus investigaciones y que esto podría haber influido en su estado mental.
A lo largo de estos diez años, el caso ha estado marcado por múltiples giros judiciales y acusaciones de manipulación política. A pesar de los avances en la investigación, muchos críticos sostienen que persiste una sensación de impunidad. La justicia argentina ha sido acusada de ineficiencia en la resolución del caso, lo que ha llevado a cuestionar la credibilidad del sistema judicial. La falta de claridad sobre quiénes fueron los autores materiales e intelectuales del crimen sigue siendo un punto álgido en el debate público.
La muerte de Alberto Nisman no solo representa un hecho trágico en sí mismo, sino que también simboliza las profundas divisiones políticas en Argentina. A medida que se cumplen diez años desde su fallecimiento, tanto el gobierno como los opositores continúan utilizando este caso para fortalecer sus respectivas narrativas políticas. La búsqueda de justicia parece estar lejos de resolverse, dejando a la sociedad argentina con más preguntas que respuestas sobre uno de los episodios más oscuros y complejos de su historia reciente.