La emergencia en Bahía Blanca había generado una imagen inusual: funcionarios nacionales y provinciales trabajando juntos para asistir a las víctimas del temporal que dejó un saldo devastador. Sin embargo, la frágil convivencia política se rompió rápidamente tras un ataque verbal del presidente Javier Milei contra el gobernador Axel Kicillof, sumado a maniobras para minimizar la colaboración entre ambas administraciones.
La cooperación que duró poco
En medio del desastre, el primero en arribar a la zona afectada fue el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso. Luego se sumaron Kicillof, que atravesó la tormenta por tierra desde La Plata, y funcionarios nacionales como Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa). También participaron del operativo el ministro de Transporte, Martín Marinucci, y el intendente de Bahía Blanca, Federico Susbielles.

Las imágenes del comité de emergencia mostraban a Kicillof dialogando con Bullrich y Petri en un clima de trabajo conjunto, algo que contrastó con la postura previa de Milei, quien había rechazado cualquier coordinación con la provincia en materia de seguridad. Sin embargo, la tregua duró poco.
Milei dinamita la relación con un insulto
Mientras la asistencia seguía en marcha, Milei compartió en su cuenta de X un mensaje de Iñaki Gutiérrez, excolaborador de su equipo digital, en el que calificaba de «inútil» a Kicillof. “El Gobierno nacional, a través de los ministros Bullrich y Petri, movilizó a las Fuerzas Armadas y de Seguridad en Bahía Blanca. Javier Milei se mueve mientras el inútil de Axel Kicillof desaparece”, decía la publicación que el presidente replicó.
El propio Kicillof había llegado a la ciudad antes que varios funcionarios nacionales, por lo que el ataque no solo resultó infundado sino que dejó en evidencia la ausencia del propio Milei en la zona del desastre. Su única intervención concreta fue la cancelación de un viaje programado a Mendoza.
Carlos Bianco, ministro de Gobierno bonaerense, respondió con dureza: “El gobernador estaba en Bahía Blanca y Milei en su casa. La gente normal, como el jefe de Gabinete y los ministros de Seguridad, entendieron de qué se trata esto. La gente que tiene problemitas, como el Presidente, no lo entiende”.
El intento de invisibilizar el rol de la Provincia
Más allá del cruce entre Milei y Kicillof, la estrategia del Gobierno nacional pareció orientada a ocultar la participación bonaerense en la asistencia. Bullrich y Petri, habituales protagonistas en redes sociales, compartieron imágenes del operativo donde apenas se veía al gobernador. El contraste fue evidente con otras crisis en las que no dudaron en difundir su accionar.

Otro hecho llamativo fue la presencia del diputado libertario José Luis Espert en Bahía Blanca, sin un rol específico en la gestión de la emergencia. Su presencia junto a Bullrich y Petri en una reunión sobre la situación generó críticas y acusaciones de oportunismo político. “Es una tragedia, tengan pudor”, le recriminó el legislador Juan Manuel López.
La reacción de los vecinos y la presión sobre el Gobierno
La visita de Bullrich y Petri también generó tensiones con los vecinos damnificados. Un grupo de personas los increpó con insultos, acusándolos de solo buscar una foto para la campaña. “Mojate como nosotros”, le gritó un vecino a la ministra de Seguridad, quien tuvo que retirarse rodeada de efectivos.
Las demoras en la asistencia y la falta de respuesta inicial de Nación aumentaron el malestar. La presión fue tal que finalmente la Casa Rosada anunció el envío de fondos para la reconstrucción de la ciudad, en un giro que evidenció la necesidad de evitar un conflicto mayor con la comunidad bahiense.
Un historial de desencuentros
La relación de Milei con Bahía Blanca ya había tenido antecedentes de tensión. Al inicio de su gestión, visitó la ciudad tras otro temporal, pero sin anunciar ayuda concreta, limitándose a decir que los bahienses debían resolver la situación “con los recursos existentes”. Más recientemente, se lo criticó por no recibir a un grupo de bomberos cordobeses que combatieron incendios en la provincia.
La crisis en Bahía Blanca volvió a mostrar la incapacidad del oficialismo para sostener un mínimo de cooperación política en situaciones de emergencia. Mientras los vecinos intentan reconstruir lo perdido, la interna libertaria con Kicillof se recrudece y evidencia una vez más que, en la Argentina, ni siquiera una tragedia logra unir a la dirigencia.