Elegir un buen televisor puede parecer complicado si no sos técnico, pero no hace falta entender cada término raro para hacer una compra inteligente. Lo primero que tenés que saber es qué uso le vas a dar al equipo. ¿Lo querés solo para ver series? ¿Vas a conectar una consola? ¿Ves mucha tele de aire? A partir de esas respuestas podés acotar mucho las opciones.
Además, no necesitás el modelo más caro del mercado para tener una buena experiencia. Muchas veces, la clave está en saber qué características realmente te sirven. Por eso es importante prestar atención a puntos como la calidad de imagen, el sistema operativo, el sonido y el tamaño, en lugar de dejarte llevar por nombres complicados o funciones que nunca vas a usar.
Lo más importante es la calidad de imagen
Uno de los factores que más impacto tiene en la experiencia visual es la calidad de imagen. Y aunque muchas veces se habla solo de la resolución, hay otros aspectos que también influyen mucho en el resultado final.
Resolución y tipo de panel
La calidad de imagen depende, sobre todo, de la resolución y el tipo de panel. Hoy en día, lo mínimo que conviene buscar es Full HD, pero si podés invertir un poco más, 4K ya se volvió bastante accesible. Las marcas como LG, Samsung, Philips y Noblex tienen modelos 4K que no se van por las nubes.
Sobre el panel, hay varias tecnologías: LED, OLED, QLED, Nanocell, entre otras. Cada una tiene ventajas. OLED tiene negros más profundos, pero es más cara. QLED y Nanocell (como los que ofrece LG) son alternativas de buena calidad. Para quien busca algo práctico y accesible, los modelos LED siguen siendo una excelente opción.
Brillo, contraste y ángulo de visión
Otro punto clave es cómo se ve la imagen en distintas condiciones. Un buen nivel de brillo y contraste mejora la experiencia de día, especialmente si hay mucha luz en la habitación. También conviene chequear el ángulo de visión: si ves la tele desde un costado, algunos modelos se ven peor.

Marcas como TCL, Hisense TV y RCA vienen mejorando mucho estos aspectos, incluso en modelos de gama media. Vale la pena mirar reseñas y comparaciones entre modelos para evitar llevarte una pantalla con buena resolución, pero con colores pobres o negros grises.
El sonido no es un detalle menor
Aunque muchos lo pasan por alto, el sonido puede mejorar (o arruinar) por completo la experiencia. Es importante fijarte tanto en los parlantes integrados como en las posibilidades de expansión con equipos externos.
Lo que ofrecen los parlantes integrados
Muchos compran un televisor y después se quejan del audio. Y sí, en modelos finitos, los parlantes suelen ser flojitos. Si no pensás usar una barra de sonido o parlantes externos, tratá de elegir un modelo con buena calidad de sonido integrada.
Equipos como los de Sony Bravia, Panasonic o incluso algunas líneas de Samsung tienen mejoras de audio que marcan la diferencia. Revisá si incluye tecnologías como Dolby Audio o DTS Virtual:X, que ayudan a mejorar el sonido sin sumar accesorios.
¿Conviene invertir en un sistema externo?
Si sos de mirar muchas pelis o partidos, quizá te conviene sumar una barra de sonido. Marcas como JBL, LG o Soundcore tienen opciones accesibles que mejoran muchísimo la experiencia sin ocupar espacio ni gastar una fortuna. Eso sí: asegurate de que el televisor tenga salida óptica o HDMI ARC para conectar sin problemas.
El sistema operativo hace la diferencia
Hoy todos los televisores son “Smart”, pero no todos funcionan igual. El sistema operativo define qué tan fácil es usar el equipo, qué apps podés instalar y cómo se actualiza con el tiempo.
Facilidad de uso y acceso a apps
Uno de los puntos que más influye en la experiencia del usuario es el sistema operativo del Smart TV. Android TV, Google TV, WebOS (LG), Tizen (Samsung) o Vidaa (Hisense) son los más comunes. Todos te permiten acceder a apps como Netflix, YouTube o Disney+, pero varían mucho en rapidez y usabilidad.
Por ejemplo, un modelo como el Hisense TV con sistema Vidaa es bastante intuitivo, ideal si no te querés complicar con configuraciones. Lo mismo pasa con WebOS, que es súper ágil. Android TV, en cambio, te da muchas más apps y opciones, pero puede andar más lento si el equipo no tiene buena memoria RAM.
¿Qué pasa con las actualizaciones?
Otro detalle no menor: algunos sistemas se actualizan con frecuencia y otros no. Si el sistema deja de recibir actualizaciones, puede que algunas apps dejen de funcionar o se vuelvan lentas. Es algo a tener en cuenta si pensás quedarte varios años con el mismo equipo.
Samsung y LG suelen mantener actualizados sus sistemas por más tiempo. Lo mismo hace Google con Android TV en sus dispositivos certificados. En cambio, marcas como BGH o Hitachi pueden tener sistemas más básicos que no se actualizan tan seguido.
Elegí bien el tamaño según tu espacio
El tamaño del televisor no se elige solo por gusto. Está relacionado con el espacio disponible, la distancia de visualización y la resolución del equipo. Una buena elección en este punto mejora mucho la experiencia general.
Medidas y distancia ideal
No hay una única medida correcta. Todo depende de la distancia entre el televisor y el lugar donde lo vas a mirar. Para un ambiente chico, un modelo de 32 o 40 pulgadas puede ser ideal. Para un living o sala más grande, 50 o 55 pulgadas rinden mejor.
Como regla general, para una distancia de 2 metros, un televisor de 43 pulgadas funciona perfecto. Si tenés más espacio, podés ir por uno de 50 o incluso 65 pulgadas. La clave está en que no se vea ni demasiado chico ni tan grande que te incomode.
Modelos prácticos para lugares reducidos
Si vivís en un departamento o tenés poco espacio, modelos como el Noblex 32″ Smart TV, el Philips 40PFL, o incluso el Samsung T4300 son compactos y rendidores. También hay opciones interesantes como el TCL S5400 o el Hisense 32A4, que ofrecen resolución decente, apps principales y buena conectividad.
Cuidar la vista también importa
Pasamos muchas horas frente a la pantalla, y eso puede afectar la vista. Algunas marcas ofrecen funciones específicas para reducir el impacto visual y mejorar la experiencia a largo plazo.
Modo protección ocular y tecnología de panel
Por eso conviene buscar televisores que tengan modo protección ocular, reducción de luz azul o certificaciones de confort visual.

Algunos modelos de Philips, TCL y Sony incluyen esta función. También lo hacen algunos Hisense TV, que permiten ajustar el brillo y los tonos según la hora del día. Es un plus importante si mirás mucho contenido a la noche o en ambientes oscuros.
Cómo ajustar bien la imagen
Además de elegir un modelo con esa tecnología, vale la pena tomarse unos minutos para calibrar la imagen. Bajá un poco el brillo, evitá los colores muy saturados y usá el modo cine o noche cuando estás en un entorno sin luz. Estos cambios simples hacen una gran diferencia.