La reunión entre los ministros de Seguridad de la Ciudad y la Provincia, Axel Kicillof y Jorge Macri, se conviertió en un espectáculo sin resultados. Funcionarios bonaerenses criticaron el enfoque superficial del Gobierno porteño, mientras la inseguridad sigue acechando a los ciudadanos. ¿Qué hay detrás de este desencuentro?
La reciente cumbre entre los ministros de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, Axel Kicillof y Jorge Macri, respectivamente, generó un ambiente de frustración en el ámbito bonaerense. Este encuentro, convocado tras el creciente clima de inseguridad y el asesinato de un efectivo porteño, no logró concretar avances significativos en las políticas de seguridad que ambas jurisdicciones necesitan urgentemente.
En la cumbre estuvieron los ministros de Seguridad bonaerense, Javier Alonso y su par porteño Waldo Wolff junto a funcionarios de ambas carteras y autoridades policiales.
La reunión se llevó a cabo en un contexto tenso, marcado por la percepción de que el Gobierno porteño estaba más interesado en el «show mediático» que en abordar los problemas reales de seguridad que afectan a los ciudadanos. Funcionarios bonaerenses expresaron su descontento, argumentando que la cumbre se convirtió en una plataforma para que Macri presentara una imagen de acción sin ofrecer soluciones concretas.
Desde la Provincia, se ha criticado abiertamente la falta de propuestas tangibles durante la reunión. Los funcionarios bonaerenses consideran que el encuentro fue más un intento de Jorge Macri por posicionarse mediáticamente que un esfuerzo genuino por colaborar en la mejora de la seguridad. Esta percepción ha alimentado el enojo entre los representantes provinciales, quienes sienten que sus preocupaciones no están siendo tomadas en cuenta.
A pesar de las expectativas iniciales sobre esta cumbre, los resultados fueron decepcionantes. La falta de acuerdos claros y la ausencia de un plan coordinado para enfrentar la violencia y el crimen organizado han dejado a muchos cuestionando la efectividad del liderazgo tanto en la Ciudad como en la Provincia. Las críticas apuntan a que las reuniones deben traducirse en acciones concretas y no solo en declaraciones públicas.