El gobierno de Axel Kicillof realizó a fines de enero un simulacro de votación concurrente que arrojó un dato clave: el tiempo promedio por elector superó los tres minutos, una cifra considerablemente superior a la de los últimos años. Este resultado encendió alarmas en un sector del peronismo bonaerense, que ahora evalúa alternativas para evitar complicaciones logísticas y políticas.
Dos opciones están sobre la mesa. La primera es aumentar en un 40% la cantidad de mesas de votación, una medida que debe ser aprobada por el juez federal con competencia electoral, Alejo Ramos Padilla. La segunda, más ambiciosa, propone desdoblar la elección provincial y trasladarla al segundo domingo de noviembre, una vez concluido el proceso electoral a nivel nacional.
El incremento en la cantidad de mesas no supone mayores dificultades técnicas, aunque sí presenta un posible beneficio estratégico para el peronismo: reorganizar el esquema de votación con precisión suiza podría ofrecer ventajas en el conteo final. Sin embargo, la opción de trasladar la elección provincial a noviembre tiene implicancias políticas más profundas.
Si la provincia vota después de la elección nacional, Kicillof y los intendentes no podrán desentenderse de la disputa por las bancas legislativas en el Congreso. En un escenario donde el oficialismo corre riesgo de perder terreno, el desdoblamiento podría servir para evaluar el desempeño del gobierno de Javier Milei y ajustar la estrategia en consecuencia. Además, ya habrá provincias que habrán celebrado sus elecciones, lo que permitirá medir tendencias y diseñar tácticas con más información disponible.
El simulacro organizado por el Ministerio de Gobierno bonaerense dejó cifras concretas. El tiempo promedio de votación por elector fue de 3 minutos y 20 segundos, aunque varió según el conocimiento del votante sobre el sistema. Para quienes tenían experiencia en el mecanismo, el proceso llevó 2 minutos y 40 segundos, mientras que para aquellos con menos familiaridad con la boleta se extendió hasta casi 4 minutos.
Estos tiempos representan un problema logístico. Con 10 horas de votación y un promedio de 3 minutos y 20 segundos por elector, solo podrían votar alrededor de 180 personas por mesa. En la provincia de Buenos Aires, en una elección legislativa, el número habitual de votantes por mesa oscila entre 270 y 305. Bajo este esquema, entre 90 y 125 ciudadanos quedarían sin emitir su sufragio, un dato que refuerza la necesidad de revisar el esquema electoral.
Con este panorama, el peronismo bonaerense enfrenta un dilema: insistir en una elección concurrente con riesgo de colapso en las mesas o desdoblar los comicios para noviembre, con la ventaja de observar el desempeño de Milei y reorganizar fuerzas a nivel local. La definición no solo impactará en la logística electoral, sino también en la estrategia política de cara al futuro.