Las lluvias de los últimos días, que acumularon hasta 135 milímetros en la ciudad de La Plata, reavivaron la preocupación por la proliferación del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue. Ante esta situación, la Municipalidad instó a los vecinos a reforzar el descacharrado en sus hogares para evitar la formación de criaderos.
Si bien la prevención domiciliaria es una herramienta clave para mitigar el impacto de la enfermedad, el llamado municipal a la responsabilidad individual contrasta con la falta de una acción contundente en el espacio público. En distintos barrios de la ciudad, vecinos han denunciado la ausencia de fumigación, el crecimiento descontrolado de pastizales y la acumulación de residuos en zanjas y espacios verdes, condiciones ideales para la reproducción del mosquito.
La recomendación oficial enfatiza la eliminación de recipientes con agua acumulada, el lavado de elementos con cepillo, el reemplazo de agua por arena en floreros y la limpieza periódica de bebederos de animales. Además, se aconseja destapar rejillas con agua caliente, mantener el pasto corto y utilizar tules o mosquiteros en puertas y ventanas.
Sin embargo, estas medidas pierden efectividad si el Estado no interviene con políticas activas en la vía pública. A pesar de que el Plan de Respuesta frente al Dengue y otras Arbovirosis contempla jornadas informativas en distintos barrios, lo cierto es que en muchos sectores de La Plata los vecinos siguen esperando tareas de desmalezado, limpieza y fumigación.
Según especialistas, el Aedes aegypti deposita sus huevos en agua limpia y, bajo condiciones de temperatura y humedad adecuadas, en diez días el ciclo se completa con la aparición de mosquitos adultos. Por ello, la erradicación de criaderos es fundamental, pero no puede recaer exclusivamente en la responsabilidad individual de los ciudadanos.
En un contexto de aumento de casos de dengue en distintas provincias, la falta de acción efectiva por parte de la gestión municipal en materia de fumigación y limpieza resulta preocupante. Si bien el descacharrado domiciliario es clave, sin un abordaje integral que incluya medidas estatales concretas, el riesgo de propagación de la enfermedad se mantiene latente en La Plata.
