Domingo 20 de abril de 2025
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 ¿Devaluación a la vista? Caputo reconoce que el sistema cambiario hace agua

En medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, reconoció que el actual esquema cambiario no es “consistente” ni “sostenible”. La frase, incluida en el comunicado oficial sobre la renovación del swap con China, marca un giro discursivo significativo del Gobierno en momentos de alta tensión financiera.

La admisión no fue casual. A pesar de los intentos por sostener un tipo de cambio casi fijo mediante intervenciones del Banco Central, el sistema empieza a mostrar signos evidentes de agotamiento. La frase de Caputo fue interpretada en los mercados como un reconocimiento tácito de que el modelo actual no resiste mucho más. El propio texto afirma que la renovación del swap con China permitirá al BCRA “reducir los riesgos en su transición hacia un régimen monetario y cambiario consistente y sostenible”, lo que anticipa una posible modificación del esquema vigente.

Esta mención no pasó desapercibida y alimentó las versiones sobre un inminente cambio hacia un régimen de flotación entre bandas, una propuesta que el FMI viene sugiriendo desde hace semanas como parte de las condiciones para cerrar un nuevo acuerdo. Esto implicaría, en la práctica, una devaluación inicial seguida por una mayor flexibilidad cambiaria.

Desde el entorno económico del Gobierno, las señales son ambiguas. Por un lado, Caputo insiste en que no habrá devaluación. Por otro, Lucas Llach —ex vicepresidente del BCRA y actual asesor cercano a Federico Sturzenegger— encendió la mecha en redes sociales al afirmar que “si todo va bien, el lunes habrá un nuevo esquema cambiario”. Su mensaje, en respuesta a una consulta sobre la llegada del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, se viralizó rápidamente y agitó las internas dentro del oficialismo.

La tensión es palpable. Mientras Caputo busca que el FMI permita postergar cualquier ajuste fuerte hasta después de las elecciones de octubre, sectores cercanos a Sturzenegger empujan por una flotación más agresiva del dólar. Esta disputa interna no es nueva y tiene raíces en las diferencias que ambos arrastran desde la gestión macrista.

A esta incertidumbre política se le suma una situación económica delicada. El Banco Central perdió 165 millones de dólares en una sola jornada, tras una fuerte intervención para frenar la escalada de los dólares financieros. En apenas media hora, se habrían quemado 100 millones para contener el MEP, según estimaciones de operadores del mercado. Actualmente, las reservas netas rondan los USD 5.000 millones, y en la City advierten que gran parte de esos fondos provienen de depósitos del sector privado y público nacional, lo que limita aún más el margen de maniobra.

Desde que comenzó el año, el BCRA ya perdió casi USD 7.000 millones, dejando las reservas en USD 24.733 millones al 9 de abril. Además, se avecinan vencimientos por USD 4.600 millones con tenedores privados y se activan en junio los pagos del swap con China por otros USD 6.000 millones, en cuotas mensuales de USD 400 millones. Las cuentas, a todas luces, no cierran.

En este contexto, liberar el cepo cambiario sin una recomposición sustancial de las reservas implicaría un salto abrupto del tipo de cambio. Lo reconocen incluso economistas del entorno oficial, que advierten que en las condiciones actuales, el cepo es el único dique que contiene una disparada más brusca del dólar.

Para la ciudad de La Plata y su región, esta situación no es ajena. El impacto de un nuevo esquema cambiario o una eventual devaluación repercutirá directamente en precios, salarios y en la estabilidad de las economías locales, afectando desde los costos logísticos hasta el poder adquisitivo de los trabajadores y las pymes.

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