Miércoles 2 de abril de 2025
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El cambio climático y sus consecuencias económicas sacuden La Plata: ecos de 2013 y un pronóstico preocupante

Las lluvias extremas como las que arrasaron Bahía Blanca encienden alertas en la capital bonaerense. Entre pérdidas millonarias y un sistema al límite, vecinos temen otra tragedia mientras el costo económico de cada temporal se dispara. El recuerdo de 2013. Qué opinan los expertos. la región enfrenta un desafío claro: adaptarse al clima que viene o pagar un precio cada vez más alto.

Hoy estamos bajo alerta naranja. Los vecinos de La Plata se preocupan bajo el peso de un clima que no da tregua. Las lluvias extremas que a principios de marzo dejaron 16 muertos y devastaron Bahía Blanca encendieron las alarmas en la capital bonaerense, donde el recuerdo de la trágica inundación de 2013 –que se cobró 89 vidas– sigue fresco.

Vecinos, autoridades y expertos coinciden: las consecuencias económicas del cambio climático ya no son una amenaza lejana, sino una realidad que resuena en la región y alimenta discusiones urgentes.

El 7 de marzo, Bahía Blanca recibió 400 milímetros de lluvia en apenas ocho horas, más de la mitad de su promedio anual. Casas destruidas, puentes colapsados y un costo estimado en 400 millones de dólares marcaron el peor desastre climático en décadas para esa ciudad portuaria.

En La Plata, a 670 kilómetros, no hubo víctimas esa vez, pero las imágenes de calles anegadas y barrios vulnerables reavivaron el trauma de hace 12 años. «Volví a subir al tejado como en 2013, por las dudas», cuenta Marta Gómez, vecina de Tolosa, mientras señala las marcas de agua en su pared.

Los expertos no dudan en señalar al cambio climático como el gran amplificador. «El aire más cálido retiene más humedad, y eso intensifica las precipitaciones extremas», explica Pablo Canziani, climatólogo de la Universidad Católica Argentina. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), eventos como estos serán más frecuentes si las temperaturas globales superan los 2°C.

En La Plata, la combinación de urbanización descontrolada y un sistema de drenaje obsoleto agrava el panorama. «Cubrimos arroyos con asfalto y casas, pero el agua siempre encuentra su camino», advierte Canziani.

Las pérdidas económicas preocupan tanto como las humanas. En Bahía Blanca, el sector agropecuario reporta casi 2 millones de hectáreas afectadas, con daños millonarios para productores rurales. En La Plata, comerciantes de zonas bajas como Villa Elvira estiman pérdidas de hasta el 70% de sus mercaderías tras las últimas tormentas.

«Cada lluvia fuerte es un golpe al bolsillo», dice Luis Pereyra, dueño de un almacén local. Estudios recientes proyectan que, sin medidas de adaptación, el cambio climático podría costarle a la provincia de Buenos Aires miles de millones anuales en infraestructura, agricultura y salud pública por el aumento de enfermedades como el dengue, favorecido por aguas estancadas.

El debate local se intensifica. Mientras el intendente Julio Alak anunció jornadas de limpieza de desagües y un plan de obras hidráulicas, vecinos exigen una acción concreta y no promesas. «Nos dicen que están trabajando, pero seguimos inundados cada año», reclama Gómez. En paralelo, la alerta naranja por tormentas severas emitida hoy por el Servicio Meteorológico Nacional –con ráfagas de hasta 100 km/h– mantiene a la ciudad en vilo, recordándole que el próximo golpe podría estar a la vuelta de la esquina.

La Plata evalúa sus vulnerabilidades, pero el tiempo no se detiene. Entre recuerdos de 2013 y un presente de incertidumbre, la región enfrenta un desafío claro: adaptarse al clima que viene o pagar un precio cada vez más alto.

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