Lunes 17 de marzo de 2025
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El mercado desafía al Gobierno: expectativas de devaluación y brecha cambiaria en aumento

Las proyecciones sobre la cotización del dólar en 2025 muestran un escenario de tensión creciente entre la estrategia del Gobierno y la percepción del mercado. 

Mientras el Banco Central mantendría el esquema de crawling peg del 1% mensual, los analistas privados y la operatoria en el mercado de futuros anticipan una corrección cambiaria mayor a la prevista oficialmente.

Proyecciones oficiales: devaluación gradual hasta diciembre

El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), publicado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), ajustó al alza sus previsiones sobre el dólar mayorista. Según la estimación de 39 analistas locales e internacionales, la divisa alcanzaría los $1.069 en marzo, con un sendero de aumentos progresivos hasta llegar a $1.175 en diciembre. Esto representaría una suba del 18,1% interanual, menor a la inflación proyectada del 23,3%, lo que implicaría una apreciación del peso en términos reales.

La estrategia del Gobierno sigue apostando a un esquema de devaluación controlada, alineado con su objetivo de reducir la inflación sin disparar el costo de vida. Sin embargo, los datos del REM reflejan un cambio en las expectativas del mercado: aunque el crawling peg del 1% mensual se mantendría al menos hasta agosto, las previsiones para el primer bimestre de 2026 sugieren una aceleración del tipo de cambio, con un dólar mayorista en $1.287 para febrero de ese año.

El mercado no le cree al Gobierno: el dólar futuro se dispara

Mientras el Ministerio de Economía insiste en sostener la actual política cambiaria, el mercado ya está anticipando un ajuste mayor. Los contratos de futuros de dólar a diciembre se ubican un 11% por encima del sendero oficial, lo que revela una creciente demanda de cobertura cambiaria.

El tipo de cambio real muestra signos de atraso: tras la devaluación del 54% aplicada en diciembre de 2023, la inflación licuó buena parte del colchón cambiario. Según un informe del Centro RA de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, entre enero de 2024 y enero de 2025, el tipo de cambio real cayó un 29%, alcanzando niveles similares a los del final del mandato de Sergio Massa en 2023.

Los analistas coinciden en que esta situación genera incentivos para una corrección cambiaria en el mediano plazo. «El atraso cambiario encarece las exportaciones, incentiva las importaciones y reduce el ingreso real de los sectores más vulnerables», advierte el informe de la UBA. En ese sentido, la decisión del Gobierno de utilizar el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria podría volverse insostenible si la brecha con los precios internos sigue ampliándose.

Impacto en la economía y el empleo

El REM también arrojó proyecciones sobre el crecimiento económico y el empleo. Para 2025, se espera un repunte del 4,8% en el Producto Bruto Interno (PBI), con una mejora del 1% trimestral en la primera mitad del año. Sin embargo, la evolución del mercado cambiario podría condicionar esta recuperación.

En materia laboral, la tasa de desocupación se mantendría en 7% para el cuarto trimestre de 2024, con una leve mejora al 6,8% en el mismo período de 2025. En La Plata y el Gran La Plata, donde la informalidad laboral y la dependencia de sectores públicos y educativos son elevadas, la incertidumbre cambiaria podría afectar la estabilidad del empleo y el poder adquisitivo de los trabajadores.

Perspectivas y riesgos

El Gobierno apuesta a sostener su esquema de ajuste controlado del dólar para evitar un nuevo salto inflacionario. Sin embargo, el mercado ya está descontando una aceleración del tipo de cambio para 2026. La pregunta clave es cuánto tiempo podrá resistir el crawling peg del 1% mensual antes de que la presión cambiaria obligue a una corrección más abrupta.

Con un tipo de cambio real en niveles de atraso y un dólar futuro que refleja desconfianza, la economía argentina entra en un nuevo período de tensión cambiaria. Para los platenses, el impacto podría sentirse en el costo de vida, la estabilidad laboral y las perspectivas de recuperación económica. La incertidumbre sigue siendo el factor dominante en el horizonte financiero del país.

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