Domingo 27 de abril de 2025
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El mundo despidió a Francisco: una multitud acompañó su último adiós en el Vaticano

En una ceremonia austera y cargada de emoción, miles de fieles y líderes mundiales se reunieron en el Vaticano para dar el último adiós a Francisco, el papa argentino que marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia.

La misa fúnebre se celebró este sábado en la Plaza de San Pedro, ante unos 250.000 fieles y con la presencia de 50 jefes de Estado, 10 monarcas y más de 130 delegaciones extranjeras. El cardenal italiano Giovanni Battista Re fue el encargado de presidir la ceremonia, que respetó un esquema litúrgico tradicional con lecturas, homilía, oración universal y comunión. Mientras tanto, desde las 10 de la mañana hora de Argentina, se realizó una misa especial en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.

Tras el funeral, el féretro de Francisco recorrió seis kilómetros por las calles de Roma, pasando frente al Coliseo y los Foros Imperiales, siguiendo el histórico trazado de la Vía Papalis. Posteriormente, el ataúd fue trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, donde finalmente fue enterrado.

Una despedida multitudinaria y cargada de simbolismo

El funeral de Francisco fue mucho más que un acto religioso. Se transformó en una verdadera representación mundial, donde la fe y la política convergieron de manera inevitable. Entre los asistentes, se destacaron figuras como Donald Trump, Volodímir Zelensky, Emmanuel Macron, los reyes de España, Felipe VI y Letizia, y el presidente argentino Javier Milei, junto a otros mandatarios latinoamericanos como Luiz Inácio Lula da Silva, Daniel Noboa, Luis Abinader y Xiomara Castro.

La ceremonia también expuso tensiones geopolíticas: Trump y Zelensky coincidieron por primera vez desde su último y tenso encuentro en la Casa Blanca, y aprovecharon la ocasión para mantener un breve diálogo privado dentro de la Basílica de San Pedro, en un intento de acercar posiciones respecto al conflicto en Ucrania. Sin embargo, desde el Vaticano insistieron en que el foco debía mantenerse en la figura del pontífice fallecido.

Francisco, un papa cercano a los olvidados

El cardenal Battista Re, en su homilía, recordó a Francisco como el impulsor de una “cultura de la fraternidad” en contraposición a la “cultura del descarte”, subrayando su compromiso con los marginados y su constante pedido de que “nadie se salva solo”. El recuerdo de Jorge Bergoglio, aquel pastor que soñaba con una Iglesia como un “hospital de campaña”, arrancó aplausos en una plaza colmada que mantenía un respetuoso silencio bajo el sol romano.

“No se olviden de rezar por mí”, solía pedir Francisco. Esta vez, en palabras del cardenal, fue la humanidad la que pidió al pontífice que rece por todos.

El cortejo final

Una vez concluida la misa, el ataúd de Francisco fue colocado en un vehículo abierto para permitir que los fieles lo despidieran durante su recorrido hacia Santa María la Mayor. El cortejo atravesó el corazón de Roma y llegó finalmente a su destino, donde el féretro fue inhumado entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, en una ceremonia íntima que incluyó el canto de salmos y el ritual de sellado por parte de autoridades eclesiásticas.

Bajo una losa de mármol de Liguria, tierra de sus ancestros italianos, descansa ahora el primer papa latinoamericano, aquel que, viniendo “del fin del mundo”, impulsó la idea de una Iglesia abierta, humilde y al servicio de todos.

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