Martes 25 de marzo de 2025
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“El problema son los argentinos”: la brutal frase de un asesor de Milei que desató una feroz interna

La reciente frase del jefe del Consejo de Asesores de Javier Milei, Demian Reidel, en un foro de empresarios, dejó al desnudo el trasfondo ideológico del gobierno libertario y reavivó las internas en la cúpula oficialista. “El problema es que está poblado de argentinos”, lanzó el economista ante un auditorio de CEOs, petroleros y multimillonarios en el lujoso Four Seasons de Buenos Aires, mientras promocionaba las ventajas de invertir en el país.

La declaración, lejos de ser un exabrupto aislado, sintetiza el modelo de gestión que impulsa La Libertad Avanza: una Argentina pensada como plataforma de negocios para capitales extranjeros, donde la propia población se presenta como obstáculo antes que como protagonista de su destino. Reidel, con pasado en JP Morgan y Goldman Sachs, es una de las voces económicas más influyentes del entorno presidencial. Sus palabras, en ese contexto, calaron hondo y activaron las alarmas dentro y fuera del gobierno.

El escenario de la polémica fue la tercera edición del IEFA Latam Forum, un evento orientado a discutir inversiones estratégicas en América Latina. Allí, Reidel describió al país como un territorio privilegiado: grandes extensiones de tierra, acceso a energía y agua, clima frío ideal para el desarrollo de inteligencia artificial y ausencia de conflictos bélicos o desastres naturales. Sin embargo, su cierre fue brutal: “Obviamente, el problema es que estas áreas están pobladas de argentinos”.

La frase detonó una ola de críticas por su carga ideológica y el desprecio implícito hacia la población. Pero además, expuso con crudeza la visión que el gobierno tiene de la Argentina: un reservorio de recursos naturales en busca de inversores, donde los habitantes son vistos como un problema antes que como parte de la solución.

La interna libertaria al rojo vivo

Lejos de pasar desapercibido, el comentario de Reidel abrió una nueva batalla en la interna que atraviesa el gabinete de Milei. Santiago Caputo, cerebro de la comunicación oficial y figura central en la estructura de poder libertaria, aprovechó la situación para debilitar al asesor económico, cercano a Karina Milei.

Desde su círculo más estrecho, el operativo para limar a Reidel se activó de inmediato. “Lo mejor que tiene la Argentina son los argentinos”, retrucó el operador digital conocido como el Gordo Dan, jefe de los trolls alineados con Caputo. El mensaje fue contundente y público: el ala dura del oficialismo no iba a dejar pasar el agravio.

A la ofensiva se sumó el diputado bonaerense Agustín Romo, otro soldado de Caputo, quien reafirmó el mensaje: “Fuimos una potencia gracias a los argentinos y vamos a volver a serlo gracias a los argentinos”. Las declaraciones dejaron en evidencia la fractura interna, donde Reidel quedó en la mira y al borde de una posible salida.

No es la primera vez que Caputo despliega este tipo de operaciones para marcarle la cancha a funcionarios díscolos o molestos. En el pasado, el Gordo Dan ya había apuntado contra el secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, y contra el propio Lucas Llach, mano derecha de Federico Sturzenegger, otro actor con peso en el tablero económico libertario.

La pelea de fondo enfrenta a dos visiones sobre el rumbo del país: por un lado, los que apuestan por la dolarización y la profundización del ajuste a cualquier costo; por otro, quienes insisten en mantener ciertos equilibrios para evitar el colapso social. En el medio, las tensiones con el FMI y las presiones internas por el manejo del tipo de cambio y las reformas estructurales.

Un modelo de país para el mercado, no para la gente

Más allá de la interna, la frase de Reidel dejó expuesta la matriz ideológica que atraviesa la gestión de Milei. Desde su llegada al poder, el Presidente y su equipo promueven una apertura total al mercado global, la desregulación económica y la entrega de recursos estratégicos a los capitales extranjeros.

Sin embargo, esa apuesta aún no trajo las inversiones prometidas, mientras el deterioro social se profundiza. Jubilados que no pueden cubrir sus medicamentos, familias que eligen entre pagar tarifas o comer, y una clase media en caída libre son hoy el rostro de un país que ajusta a su gente mientras espera capitales que no llegan.

La visión de Reidel encaja en esa lógica: reducir a los argentinos a fuerza laboral barata y presentar al país como un territorio casi deshabitado, listo para ser explotado por los fondos de inversión. En esa ecuación, la ciudadanía pierde su rol de sujeto político para transformarse en una molestia a sortear.

El intento de disculpa y la defensa del RIGI

La presión fue tal que Reidel terminó recurriendo a las redes sociales para intentar apagar el incendio. “Pido disculpas por el malentendido que generé con mi expresión”, escribió en su cuenta de X (ex Twitter). Acompañó el mensaje con un video donde defendió el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), la herramienta con la que el gobierno busca atraer capitales extranjeros.

Lejos de calmar las aguas, el asesor volvió a cargar contra el kirchnerismo y justificó su enfoque en la necesidad de crear condiciones para que el país se estabilice y resulte atractivo para los inversores. “La Argentina ha tenido gobiernos pésimos a lo largo de su historia. El kirchnerismo se distingue como el peor de todos”, lanzó.

La polémica, sin embargo, dejó en evidencia el proyecto de fondo: un gobierno que prioriza el mercado sobre la gente y que no oculta su desprecio por la población que debería representar. Un modelo de país que mira hacia afuera mientras millones de argentinos ven cómo su calidad de vida se derrumba.

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