Martes 4 de marzo de 2025
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El «Último Primer Día» y una tradición que no deja de crecer: preocupación en las escuelas por nuevos festejos

Lo que comenzó como un ritual de despedida exclusivo para los estudiantes del último año de secundaria, se ha transformado en una serie de celebraciones que desafían la convivencia escolar y preocupan a las autoridades educativas.

El Último Primer Día (UPD), consolidado desde hace más de una década, ya no es el único evento que marca el calendario de los egresados: ahora se suman el Último Día de Sexto (UDS), la Última Semana Santa (USS) e incluso las Últimas Vacaciones de Invierno (UVI), según un informe de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privados de la Argentina (AIEPA).

De una noche de festejo a una sucesión de eventos

El UPD se ha convertido en un fenómeno ineludible en la mayoría de los colegios del país. La dinámica es conocida: los alumnos pasan la noche previa al inicio de clases sin dormir, organizando encuentros en casas particulares o en la vía pública, con alcohol y música a todo volumen. Al amanecer, llegan a la escuela con banderas, bombos y cánticos, muchas veces sin estar en condiciones de cursar normalmente.

Sin embargo, el festejo ya no se limita al primer día de clases. «Fue de a poco. Primero el UPD, después un festejo al regreso de las vacaciones de invierno y, finalmente, el que se realiza al terminar el ciclo lectivo, antes del inicio del receso de verano», explicó Patricia Salvucci, directora del nivel secundario del Colegio Internacional del Sol en Bahía Blanca.

Las autoridades educativas coinciden en que esta tendencia implica una pérdida de tiempo considerable para la planificación escolar. “No solo tenemos que lidiar con los festejos de sexto año, sino que además están todos los cursos iniciando el año lectivo. Se vuelve una complicación extra”, agregó la directora.

Un sexto año cada vez más festivo

Los festejos de los egresados no terminan en estas nuevas tradiciones. A esto se suman el clásico debate por los buzos y remeras de promoción, la organización del viaje de egresados y otros eventos como la despedida de los alumnos de quinto a sexto. La carga académica, en este contexto, queda en un segundo plano. «Sexto año parece más un ciclo de celebraciones que una instancia para consolidar conocimientos», advirtió Martín Zurita, secretario ejecutivo de AIEPA.

La problemática no solo radica en la cantidad de festejos, sino también en los excesos que se generan, muchas veces sin control de los adultos. “Hay padres que incluso avalan o fomentan estos rituales sin establecer límites claros”, señaló Zurita. Ante esto, varias instituciones han comenzado a implementar estrategias para involucrar a las familias y concientizarlas sobre los riesgos del consumo de alcohol en adolescentes.

Estrategias para mitigar riesgos

Lejos de intentar erradicar el UPD, las autoridades han pasado a una etapa de contención y reducción de daños. Tanto a nivel provincial como municipal, se emiten circulares con recomendaciones para evitar situaciones de riesgo. Algunas escuelas reciben a los alumnos con desayunos, sugieren que ingresen acompañados por sus padres o permanecen en contacto con servicios de emergencia ante cualquier eventualidad.

“Nosotros intentamos que los chicos puedan celebrar, pero dentro de ciertos límites. La clave es trabajar con las familias para evitar desbordes”, explicó Sofía Baraglioli, directora del nivel secundario del colegio San Nicolás.

Festejos en primaria y jardines de infantes

El fenómeno de los “últimos días” ya no es exclusivo de la secundaria. En los últimos años, estos rituales comenzaron a replicarse en sexto grado de primaria e incluso en salas de cinco años de jardín de infantes, aunque sin los excesos de los adolescentes. En estos casos, muchas veces son los propios padres quienes organizan celebraciones con espuma, papelitos, banderas y bombos para despedir el ciclo escolar de sus hijos.

Si bien estas manifestaciones pueden parecer inofensivas, plantean interrogantes sobre la creciente necesidad de convertir cada etapa educativa en un evento festivo. En un contexto donde la educación enfrenta múltiples desafíos, la pregunta que queda es: ¿hasta dónde se seguirá expandiendo esta tendencia y qué impacto real tendrá en la formación de los estudiantes?

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