Lunes 21 de abril de 2025
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Intendentes cristinistas presionan a Kicillof: exigieron un “gesto” tras ceder en el desdoblamiento electoral

En un encuentro cargado de tensión, los jefes comunales alineados con Cristina Kirchner visitaron la Gobernación para negociar con Axel Kicillof tras respaldar su plan de separar las elecciones 2025. ¿Habrá unidad peronista o se profundiza la fractura?

La interna peronista en la provincia de Buenos Aires sigue marcando el pulso político de cara a las elecciones legislativas de 2025. Este lunes, un grupo de intendentes alineados con Cristina Fernández de Kirchner visitó la Gobernación para reunirse con Axel Kicillof, en un intento por recomponer la unidad tras meses de tensiones por el desdoblamiento electoral. La movida, que incluyó a figuras como Mayra Mendoza (Quilmes), Federico Otermín (Lomas de Zamora), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mariel Fernández (Moreno) y Gustavo Menéndez (Merlo), llega días después de que la expresidenta ordenara a sus referentes respaldar el proyecto de Kicillof para separar las elecciones provinciales de las nacionales, un gesto que buscó descomprimir el conflicto pero que dejó heridas abiertas. Ahora, los jefes comunales cristinistas esperan una señal de reciprocidad del gobernador.

Un encuentro para bajar la espuma

La reunión en la Casa de Gobierno bonaerense, que tuvo lugar este lunes, fue confirmada por fuentes cercanas a los intendentes. “Después del gesto de Cristina, vinimos a conversar sobre cómo seguir adelante”, aseguró un participante a la prensa, según un post en X del periodista Belu Robledo. El encuentro se dio en un contexto de máxima sensibilidad: apenas una semana antes, el 14 de abril, Cristina Kirchner anunció que aceptaba el desdoblamiento electoral impulsado por Kicillof, aunque lo calificó como un “error político” que podría fragmentar al peronismo. En un mensaje público, la titular del PJ nacional instruyó a sus legisladores, como la senadora Teresa García y el diputado Facundo Tignanelli, a retirar el proyecto de elecciones concurrentes y apoyar la iniciativa del gobernador, que fija los comicios provinciales para el 7 de septiembre, separados de las elecciones nacionales del 26 de octubre.

El respaldo de Cristina no fue un cheque en blanco. En su comunicado, la expresidenta dejó en claro su desacuerdo con la estrategia de Kicillof, argumentando que votar en una sola fecha fortalecería al peronismo frente al gobierno de Javier Milei. Sin embargo, priorizó la unidad y llamó a “no seguir distrayendo tiempo y energías” en debates electorales, enfocándose en los problemas de los bonaerenses. Este giro sorprendió a propios y extraños, ya que hasta ese momento, el cristinismo había resistido con uñas y dientes el desdoblamiento, incluso presentando proyectos legislativos opuestos a los del gobernador.

La pulseada por el liderazgo

La decisión de Kicillof de desdoblar las elecciones, oficializada el 7 de abril mediante el Decreto N.º 639/2025, marcó un punto de inflexión en la relación con el kirchnerismo. El gobernador justificó la medida en razones técnicas –la inviabilidad de combinar la Boleta Única de Papel nacional con la boleta tradicional provincial en una misma jornada– y políticas, apostando a que un comicio provincial anticipado permitiría “plebiscitar” su gestión y la de los intendentes aliados, agrupados en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF).

Sin embargo, el cristinismo interpretó el desdoblamiento como un gesto de autonomía de Kicillof, que busca consolidar su liderazgo de cara a las presidenciales de 2027. La tensión escaló cuando circularon versiones de una posible candidatura de Cristina Kirchner a diputada provincial por la Tercera sección electoral, un distrito clave con cinco millones de electores. Desde La Cámpora, se advirtió que, si Kicillof insistía en separar los comicios, Cristina “jugaría” en esa región, enfrentándose directamente a las estructuras de intendentes kicillofistas como Jorge Ferraresi (Avellaneda) o Fernando Espinoza (La Matanza).

El respaldo de 46 intendentes peronistas y 27 radicales al desdoblamiento, sumado al apoyo de sectores del PRO, dio a Kicillof un respaldo sólido para avanzar con su plan. Pero también expuso la fractura interna: mientras los alcaldes del MDF celebraban la decisión, los cristinistas veían en ella un riesgo de división que podría beneficiar a una alianza entre La Libertad Avanza y el PRO.

¿Qué pide el cristinismo?

La visita de los intendentes cristinistas a la Gobernación no fue solo un intento de tender puentes, sino también una jugada para negociar posiciones de poder. Según fuentes cercanas, los jefes comunales le pidieron a Kicillof un “gesto” que demuestre compromiso con la unidad, como incluir a referentes de La Cámpora en las listas seccionales o garantizar espacios de peso para el cristinismo en la estrategia electoral. “No le tenemos miedo a competir, pero el enemigo es Milei”, señaló un intendente del conurbano, reflejando el deseo de evitar una interna fratricida.

Por su parte, Kicillof mantuvo un tono conciliador. En la reunión, según trascendidos, reiteró su intención de “militar” tanto las elecciones provinciales como las nacionales, y aseguró que trabajará por un frente amplio contra las políticas de Milei. Sin embargo, evitó comprometerse con concesiones específicas, consciente de que cualquier movida podría interpretarse como una cesión ante el cristinismo.

El desafío de la unidad

El encuentro de este lunes marca un intento de bajar los decibeles tras meses de cruces públicos y privados. La semana pasada, Cristina ya había dado un paso al reunirse con sus intendentes el 9 de abril y pedirles que trabajaran por la unidad, un mensaje que ahora se tradujo en la visita a la Gobernación. Pero las diferencias persisten: mientras Kicillof apuesta por un liderazgo propio, respaldado por su gestión y el apoyo de intendentes, el cristinismo busca revalidar el peso electoral de Cristina Kirchner, cuya posible candidatura sigue siendo una carta bajo la manga.

Con las PASO suspendidas –un proyecto que aún espera tratamiento en la Legislatura– y el desdoblamiento confirmado, el peronismo bonaerense enfrenta el desafío de ordenar sus filas para no llegar debilitado a septiembre. La negociación por las listas y los roles de cada sector será clave en las próximas semanas, en un contexto donde la oposición, liderada por La Libertad Avanza, observa expectante las grietas del oficialismo provincial.

Mientras tanto, en las redes sociales, el tema genera revuelo. La pulseada entre Kicillof y el cristinismo está lejos de resolverse. Por ahora, el gobernador mantiene la sartén por el mango, pero el “gesto” que le piden los intendentes podría definir si el peronismo llega unido a las urnas o si, como temen algunos, la ruptura se convierte en inevitable.

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