El gobierno de Axel Kicillof dió un paso clave en la organización de las elecciones legislativas anticipadas convocadas para el 7 de septiembre de 2025. Según información reciente, la gestión bonaerense ya coordina con la Justicia Federal los detalles logísticos de los comicios y ha iniciado un proceso de contratación directa valuado en hasta $4.000 millones para adquirir 49.000 urnas, kits escolares, biombos y otros materiales esenciales.
Esta movida, que busca garantizar la infraestructura necesaria para los comicios, refleja la determinación del gobernador de consolidar su estrategia electoral en un contexto de tensiones internas en el peronismo y desafíos operativos.
Un despliegue logístico de gran escala
La decisión de Kicillof de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales, fijadas para el 26 de octubre, ha generado un intenso debate político, pero el gobierno no pierde tiempo. En línea con lo anunciado, el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, confirmó que se trabaja de manera conjunta con el Correo Argentino y la Junta Electoral para asegurar el despliegue de urnas, la distribución de materiales y el recuento provisional de votos. Además, la Dirección General de Cultura y Educación colabora para habilitar unas 6.500 escuelas como centros de votación.
El proceso de licitación, que incluye la compra de 44.125 kits de útiles, bolsines, sobres y los mencionados 49.000 urnas, es un pilar fundamental de esta planificación. Fuentes cercanas al gobierno indicaron que la contratación directa responde a la urgencia de cumplir con el cronograma electoral, que exige tener todo listo meses antes de los comicios. Este esfuerzo también contempla la provisión de refrigerios para las autoridades de mesa y la implementación de software para transmitir los resultados, un aspecto crítico tras las controversias sobre transparencia en elecciones pasadas.
Contexto político: entre la tregua y la estrategia
El anuncio llega en un momento de relativa calma tras las fricciones con Cristina Fernández de Kirchner, quien inicialmente se opuso al desdoblamiento electoral pero finalmente cedió, instruyendo a sus legisladores a apoyar el proyecto de Kicillof. Esta tregua, sin embargo, no elimina las tensiones internas en el peronismo bonaerense, donde el armado de listas y la definición de candidaturas prometen ser un campo de batalla. La suspensión de las PASO, que el Senado provincial podría votar este martes, es otro objetivo prioritario para el gobernador, quien busca evitar un triple turno electoral que complique aún más la logística y la participación ciudadana.
En paralelo, la oposición, integrada por La Libertad Avanza y el PRO, observa con atención los movimientos de Kicillof. Las señales de un posible acuerdo entre ambos espacios para enfrentar al peronismo en la provincia añaden presión al oficialismo, que apuesta por consolidar su base electoral en el Conurbano, donde las encuestas recientes muestran una ventaja de Kicillof sobre Cristina Kirchner en imagen positiva.
Desafíos y expectativas
Organizar elecciones anticipadas en una provincia con más de 12 millones de votantes no es tarea sencilla. La Boleta Única, implementada a nivel nacional, obligó a Kicillof a justificar el desdoblamiento para evitar el “caos” que supondría combinar dos sistemas de votación distintos en un mismo día. Sin embargo, este argumento no estuvo exento de críticas, especialmente desde el kirchnerismo, que lo calificó como un “error político” en un primer momento.
A pesar de los obstáculos, el gobierno bonaerense avanza con decisión. La licitación de las urnas y la coordinación con la Justicia Federal son señales claras de que Kicillof está dispuesto a asumir el costo político de su jugada. La pregunta ahora es si esta apuesta fortalecerá su liderazgo dentro del peronismo o si, por el contrario, profundizará las grietas en un espacio que necesita unidad para enfrentar los comicios de 2025 y las presidenciales de 2027.
Mientras las urnas comienzan a tomar forma, los bonaerenses se preparan para una campaña electoral que promete ser intensa. En un escenario donde cada decisión cuenta, Kicillof juega sus cartas con la mirada puesta en el futuro político de la provincia y, quizás, del país.