El ministro provincial Carlos Bianco desafió las críticas de la Ciudad y planteó un debate candente sobre la efectividad en la lucha contra el crimen. Comparó a la Ciudad con un «municipio» y acusó a los funcionarios de Pro de desviar la atención de sus propios problemas de seguridad
La reciente disputa entre la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires escaló tras las críticas del jefe de Gobierno, Jorge Macri, y su ministro de Seguridad, Waldo Wolff, hacia la gestión de seguridad en el conurbano. Durante el fin de semana, Macri y Wolff denunciaron cinco ataques a policías porteños en un solo día, lo que llevó a una respuesta contundente del ministro de Gobierno provincial, Carlos Bianco, quien comparó a la Ciudad con un «municipio» y acusó a los funcionarios de Pro de desviar la atención de sus propios problemas de seguridad.
Bianco, mano derecha del gobernador Axel Kicillof, defendió la gestión provincial al afirmar que el conurbano no está «descontrolado», como sugirió Wolff. En su intervención, destacó que la provincia ha logrado reducir la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes en los últimos años. Afirmó que los problemas de seguridad también afectan a la Ciudad, que, a pesar de contar con recursos significativamente mayores, enfrenta desafíos similares.
El ministro también criticó la falta de acción del gobierno porteño respecto a las fugas de presos y sugirió que deberían construir más instalaciones penitenciarias para evitar estos incidentes. «Les podemos explicar cómo hacer para que no se les escapen los presos», afirmó Bianco, resaltando que este problema ha sido recurrente en la gestión capitalina.
La tensión entre ambas jurisdicciones se ha intensificado en un contexto donde los ataques a policías han generado preocupación en la Ciudad. Macri exigió a Kicillof que asuma responsabilidades y se ponga a trabajar en la solución de estos problemas. La situación refleja una lucha política más amplia entre el gobierno provincial y el porteño, donde las acusaciones mutuas sobre la gestión de seguridad son comunes.
Este intercambio no solo destaca las diferencias en las políticas de seguridad entre ambas administraciones, sino que también pone de manifiesto cómo las disputas políticas pueden influir en la percepción pública sobre la seguridad en ambas regiones.