El salto de los dólares paralelos a su nivel más alto en seis meses está generando un impacto directo en los precios de los alimentos y las bebidas, según reflejan los últimos informes económicos. La consultora LCG advirtió que la tercera semana de marzo registró un aumento del 2,4% en este rubro, el mayor incremento semanal desde septiembre.
El dato llega en un contexto de tensión cambiaria que complica los intentos del Gobierno por contener la inflación. La ampliación de la brecha cambiaria, a pesar de las intervenciones del Banco Central, suma presión a una economía que no logra estabilizarse.
Inflación mayorista en ascenso: una señal de alerta
La inflación mayorista también encendió alarmas: en febrero subió un 1,6%, marcando el nivel más alto en cuatro meses y rompiendo la tendencia bajista. Según analistas, esta cifra suele anticipar lo que sucederá con el índice de precios al consumidor (IPC). Aunque los productos importados se mantuvieron en un 0,5% mensual, el resto de los bienes registraron incrementos de entre 1,6% y 2,3%.
Este escenario refuerza la preocupación sobre el pass-through, el traslado a precios de la devaluación. En Argentina, este fenómeno suele tener un impacto mayor que en otros países de la región, con estimaciones que rondan el 20%. La combinación de costos dolarizados y ajustes preventivos por parte de las empresas contribuye a esta escalada.
El fantasma de la devaluación y las intervenciones del BCRA
El alza del dólar paralelo no sólo encarece los costos de producción por la presencia de insumos importados, sino que también alimenta la incertidumbre económica. En los últimos ocho días, el Banco Central vendió más de 1.300 millones de dólares para contener la cotización, dejando las reservas en su nivel más bajo en seis meses.
Mientras tanto, los mercados reflejan la tensión: las acciones y los bonos argentinos volvieron a caer, y el riesgo país trepó a 769 puntos básicos.
Dólar y FMI: incertidumbre en las negociaciones
A esta situación se suma el interrogante sobre las condiciones que impondrá el Fondo Monetario Internacional (FMI) en las negociaciones en curso. Se habla de un acuerdo por 20.000 millones de dólares, de los cuales una parte iría a reforzar las reservas del BCRA. Sin embargo, persisten dudas sobre si el organismo exigirá modificar la estrategia del crawling peg (devaluación gradual del 1% mensual) e implementar un esquema de flotación con bandas.
También crece la expectativa sobre la eventual eliminación del cepo cambiario. Aunque el Gobierno sugiere que esto ocurrirá después de las elecciones legislativas de octubre, algunos analistas no descartan un adelantamiento si el contexto económico lo exige.
En este marco, la escalada del dólar y la creciente presión inflacionaria plantean un desafío clave para el Gobierno, que sigue apostando a la estabilización sin una devaluación brusca. Sin embargo, el mercado ya da señales de desconfianza y el impacto en los precios se hace cada vez más evidente.