Mientras el peronismo bonaerense sigue sin resolver su interna de fondo, comienzan a tomar forma las posibles candidaturas con las que se intentará ordenar —o disputar— el mapa electoral de cara al cierre de alianzas. En ese contexto, crece la figura de Verónica Magario como opción para enfrentar a Cristina Kirchner en la estratégica Tercera Sección.
La tensión se eleva a medida que se demora la confirmación de la suspensión de las PASO en la provincia. Y en ese vacío de definiciones, distintos sectores comienzan a agitar nombres que podrían disputar el liderazgo en distritos clave del conurbano. La vicegobernadora bonaerense aparece como una de las cartas fuertes del oficialismo en caso de que no se logren los consensos para una lista de unidad.
Aunque algunos sectores de Avellaneda también impulsan la candidatura de Magario, el verdadero foco está en La Matanza, su bastión histórico, donde Cristina también evalúa competir. Ambos espacios entienden que allí se juega buena parte del poder simbólico y real del PJ bonaerense. La ex presidenta, que aún preside el partido a nivel provincial, ya dejó entrever su voluntad de encabezar la lista por el sur del conurbano. Y en los pasillos del peronismo reconocen que es la única con capacidad de disputarle el control territorial a Magario.
La foto de un reciente encuentro entre ambas alimentó especulaciones: se dio solo tres días después de que trascendiera la posibilidad de una postulación de Cristina por la provincia. Pero mientras algunos ven en la reunión un intento de conciliación, otros la interpretan como el inicio de una pulseada que aún está lejos de definirse.
La movida de Cristina también obligó a otros actores de peso a activar sus estrategias. El intendente de Ezeiza, Gastón Granados, salió rápidamente a respaldarla: “En la Tercera, la sección más peronista de la provincia, la lista que nos represente debe ser encabezada por la mejor de nosotros: Cristina diputada provincial”, publicó en sus redes.
En paralelo, la disputa se traslada también a la Primera Sección. Allí podrían cruzarse Sergio Massa —quien evalúa volver al barro de la competencia electoral— y Gabriel Katopodis, uno de los nombres fuertes del “axelismo”. Si se concreta, sería una interna de alto voltaje entre dos figuras con peso propio en el conurbano norte.
El reacomodamiento no se limita al peronismo. Los libertarios también comienzan a mover sus piezas. En la Tercera suenan con fuerza Leila Gianni, actual funcionaria nacional, como posible candidata para enfrentar a Cristina. Y en la Primera impulsan a Diego Santilli, buscando consolidar presencia territorial donde aún no tienen estructura firme.
Desde el Movimiento Derecho al Futuro —el armado político que responde a Axel Kicillof— ya hay una fecha marcada en rojo: el 29 de julio, día límite para la presentación de alianzas. Allí se sabrá si el gobernador y Cristina juegan en tándem o si cada uno se lanza por separado.
Mientras tanto, en el entorno de Kicillof exploran opciones alternativas ante un posible desacuerdo. La primera opción fue reflotar el Frente Grande, histórico sello de Mario Secco. Pero las internas en ese espacio —y el hecho de que el intendente de Ensenada no tendría el control pleno del partido— obligaron a mirar hacia otro lado.
Fue entonces cuando reapareció el nombre de Fernando Rozas, titular de Unión Celeste y Blanco, la misma estructura con la que Francisco de Narváez derrotó a Cristina en 2009 y que luego sirvió de plataforma para que Javier Milei pudiera competir en la provincia en 2023.
Aquel acuerdo con Milei fue clave: Rozas puso la estructura y, a cambio, entraron unos ocho diputados provinciales, muchos de los cuales rompieron con La Libertad Avanza tras las PASO. Hoy ese bloque funciona como aliado parlamentario de Kicillof en proyectos clave, a pesar de su origen libertario.
El entendimiento con Rozas incluía una promesa no menor: un asiento en el directorio del Banco Provincia. Aunque el bloque cumplió su parte del pacto, el Senado provincial aún no avanzó en la aprobación de los reemplazos de los mandatos vencidos, dejando esa negociación en suspenso.
El tablero del peronismo bonaerense está en plena ebullición, y las próximas semanas serán claves para saber si se encamina hacia una síntesis o hacia una nueva fragmentación, en un escenario que, inevitablemente, impactará también en la política nacional.