Jueves 17 de abril de 2025
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Mientras el petróleo se desploma, la nafta en Argentina sigue subiendo: el doble discurso detrás del precio en los surtidores

En plena caída del precio internacional del petróleo, los combustibles en Argentina no solo no bajan, sino que continúan incrementándose por encima de la inflación. A contramano del discurso oficial y de las promesas de la conducción de YPF, la nafta en los surtidores argentinos sigue encareciéndose sin reflejar la baja del crudo Brent, que esta semana perforó la barrera de los USD 60.

En septiembre de 2024, cuando el barril rondaba los USD 75, el presidente de YPF, Horacio Marín, había deslizado la posibilidad de una reducción en los precios internos. “Si baja el petróleo, los usuarios no tienen que subsidiar a YPF”, afirmaba por entonces en una entrevista televisiva. Pero desde entonces, el Brent cayó más de un 20% y, sin embargo, el litro de nafta común pasó de $990 a $1190, una suba del 20% en el mismo período. La promesa quedó sepultada por la lógica empresarial y los intereses exportadores.

La propia petrolera de mayoría estatal justificó su decisión en un “promedio mensual” que supuestamente evita trasladar la volatilidad del mercado internacional al surtidor local. Sin embargo, los aumentos han sido constantes y no hay señales de una reducción, aun con un Brent desplomado. La referencia internacional tocó esta semana los USD 60 tras los anuncios arancelarios de Donald Trump, en un contexto global de desaceleración del precio de los commodities.

Esta desconexión entre el precio internacional y el local contrasta con el argumento histórico esgrimido por las productoras locales. Durante el kirchnerismo, cuando el crudo volaba por encima de los USD 100, las empresas reclamaban la “paridad de exportación” para que se les permita vender en el mercado interno al mismo valor que en el externo. Esa lógica se impuso con la llegada de Javier Milei al poder, quien liberó el mercado y celebró la decisión como un gesto de “racionalidad económica”. El resultado: récord de exportaciones de combustibles en los primeros dos meses del año por USD 1.757 millones, según la Secretaría de Energía.

“Piden paridad solo cuando les conviene”, resumió un exfuncionario del área energética consultado por La Política Online. “Cuando el crudo está caro, exigen precios internacionales. Pero cuando baja, nunca trasladan ese beneficio al consumidor. Las ganancias siempre se maximizan del lado de las empresas”.

El impacto se siente también en ciudades como La Plata, donde la movilidad urbana depende fuertemente del transporte automotor y donde el bolsillo de los consumidores ya viene golpeado por la inflación y la recesión. La falta de una política energética que priorice al mercado interno agrava el problema.

En paralelo, el Gobierno nacional avanza con una medida que promete cambiar la lógica de las estaciones de servicio: el autodespacho de combustible. A través de la Resolución 147/2025, publicada esta semana en el Boletín Oficial, la Secretaría de Energía habilitó un nuevo régimen voluntario para que las estaciones puedan ofrecer carga de combustible sin intervención de personal.

El sistema, que ya funciona en varios países, busca reducir costos operativos, dar mayor autonomía a los estacioneros y ofrecer un servicio más ágil a los clientes. Según lo dispuesto, quienes adopten el modelo deberán presentar documentación técnica, auditorías de seguridad y planos detallados. Además, deberán instalar sistemas de corte automático, cabinas de supervisión remota, intercomunicadores y mecanismos para garantizar la seguridad tanto del cliente como de los trabajadores.

El Ejecutivo destacó que la iniciativa podría mejorar la seguridad en horarios nocturnos, sobre todo en zonas del país donde las estaciones de servicio suelen ser blanco de robos. También promete habilitar el servicio 24 horas, algo que, en el Gran La Plata, podría resultar útil especialmente en corredores estratégicos como el Camino Centenario, la avenida 44 o la autopista La Plata-Buenos Aires.

Sin embargo, detrás de esta “modernización” también hay un trasfondo de flexibilización laboral y reducción de puestos de trabajo que aún no ha sido suficientemente debatido. Mientras tanto, el bolsillo del consumidor sigue sin alivio, incluso cuando el petróleo internacional se derrumba.

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