Cocina cannábica: ¿qué hay que saber?
En los últimos años, la marihuana se ha vuelto una de las plantas más preciadas en todo el mundo gracias a sus propiedades terapéuticas y relajantes. Muchas personas han decidido incorporarla en su rutina como métodos para reducir la ansiedad, mejorar el sueño o calmar ciertas dolencias. Sin embargo, muchas de ellas no están dispuestas a consumirla por el método convencional, sea porque no son fumadores, porque prefieren otros más saludables o porque no les agrada tanto el sabor y desean rebajarlo entre otras cosas. Es por esta razón, que preparar recetas a base de este ingrediente se ha puesto tan de moda.
Hoy en día es posible hacer todo tipo de comestibles con cannabis, pero cocinar con marihuana no es lo mismo que cocinar con otros ingredientes. La elaboración requiere de algunos conocimientos mínimos de cocina, pero también de la planta.
Lo primero es cuidar la calidad del producto. De poco sirve comprar las mejores semillas de marihuana para tener la mejor hierba si luego se van a usar ingredientes de baja calidad. Al elaborar nuestros propios comestibles cannábicos existe el plus de poder prescindir de todos los ingredientes poco saludables que suelen llevar los productos comerciales, como jarabes y azúcares industriales.
¿ La marihuana es comestible?
Más allá de los efectos psicoactivos, la marihuana sigue siendo una planta aromática como cualquier otra. Por ello, es posible añadir las flores frescas a las recetas sin miedo a que suceda algo que no estamos esperando.
Estas flores secas en su estado natural contienen pocos cannabinoides, encargados de los efectos psicoactivos. En el momento de la recolección, los dos cannabinoides principales, CBD y THC, se encuentran en su estado ácido no psicoactivo. Para lograr ese efecto se deben exponer a una fuente de calor.
Para asegurar la psicoactividad de las flores, es importante seguir dos fases fundamentales que preceden cualquier receta a base de cannabis: la descarboxilación y la disolución de los cannabinoides en una grasa animal o vegetal.
Descarboxilación
La descarboxilación asegura la transformación de los cannabinoides del estado ácido a las formas psicoactivas de THC y CBD.
Para lograrlo, se deben exponer las flores a una fuente de calor durante una cierta cantidad de tiempo y siempre con la temperatura bajo control. No se recomienda superar los 104°C para evitar el riesgo de deteriorar los cannabinoides. La descarboxilación comienza luego de los 45 minutos y puede realizarse de diferentes formas: desde el horno hasta el microondas o incluso a baño María.
Disolución
El segundo paso es la disolución de los cannabinoides en grasa animal o vegetal. Estos compuestos son liposolubles, es decir que solo pueden disolverse en contacto con grasas.
Después de la descarboxilación, se deberá preparar una mezcla de mantequilla o aceite de cannabis. De esta manera, las grasas vegetales o animales transportarán los cannabinoides psicoactivos de las flores a la preparación de la receta.
Variedades y cantidades
No todas las variedades de cannabis producen los mismos efectos, por lo que es importante que tengas esto en mente al momento de comprar tus semillas de marihuana si tu idea es tener tu propia planta para utilizar cuando desees. Por lo general, las variedades Sativa suelen ser más cerebrales y energéticas y la Indica, más relajante.
Es difícil establecer cual debe ser la cantidad adecuada de cannabis para la receta, pues cada planta presenta unos niveles de cannabinoides distintos. Además, dado que el cannabis ingerido actúa muy despacio y no se puede saber de ante mano cómo vamos a reaccionar, lo mejor es calcular pequeñas raciones individuales que contengan al menos 10 mg de THC. Por ejemplo, se puede calcular que unos 7 gramos de hierba serían suficientes para hacer al menos 60 galletas.
Los errores más comunes
Como mencionamos anteriormente, cocinar con cannabis no es lo mismo que cocinar con otras hierbas. Existen errores que se repiten de forma recurrente, justamente, por caer en esta confusión. Si quieres que tus recetas queden increíbles, hay cosas que nunca debes hacer.
1. Triturar el cannabis demasiado fino
Cuando se pulveriza el cogollo, los comestibles adquieren un sabor que puede ser un poco desagradable y además, es posible que el aceite o mantequilla adopten un tono verde oscuro que puede generar cierta desconfianza. En su lugar, es recomendable utilizar un grinder bastante tosco, ya que lo ideal es lograr una consistencia similar a la sal gruesa.
2. Gastar mucho dinero en cogollos
Algunos principantes cometen el error de usar un montón de cogollo cuando empiezan a experimentar en la cocina y la realidad es que no se necesita mucho para conseguir el efecto que buscas.
A diferencia de cuando se fuma, no solo hay que usar el mejor cogollo. También se pueden extraer cannabinoides de los tallos, las hojas, los recortes y las migajas que son estos restos que quedan en el fondo de la bolsa y que a veces consisten en una combinación de distintos tipos de cannabis.
3. No comprobar la potencia de la mezcla antes de cocinar
Prueba una cucharadita de la grasa enriquecida como dosis personal. Espera una hora y analiza el efecto. Esto te ayudará a conocer la potencia de la receta y si es necesario ajustar la dosis. Otra alternativa es usar la mezcla primero como una especie de aderezo. De esta forma también se puede controlar la dosis y medir los efectos.
4. No remover bien
Cuando se añade aceite o mantequilla con cannabis a una receta, hay que asegurarse de distribuirlos bien por toda la mezcla. No importa si te lleva bastante tiempo, asegúrate de que el contenido quede parejo. Si esto no sucede, puedes encontrarte con que alguien no sienta nada y otro acabe por las nubes.
Como verás, cocinar con marihuana no es complejo pero sí requiere de varios puntos a tener en cuenta para asegurar el éxito y la efectividad de la receta. Repápalos todas las veces que sea necesario y, una vez listo, ya puedes aventurarte en el mágico mundo de la cocina cannábica.
