La última encuesta de la consultora Proyección confirma lo que ya se percibe en las calles y en los bolsillos: la confianza en el gobierno nacional sigue cayendo y el malestar económico se consolida como la principal preocupación de los argentinos.
Según el relevamiento, el 44% de los encuestados cree que la situación económica va a empeorar, frente a un 34% que aún mantiene expectativas positivas. La diferencia marca una tendencia preocupante para la gestión de Javier Milei, que llegó al poder con la promesa de una recuperación sostenida, pero hasta el momento no logró revertir la caída del poder adquisitivo ni frenar la inflación.
El bolsillo como termómetro social
El dato más contundente de la encuesta es que el 34,6% de los argentinos afirma que su principal preocupación es no llegar a fin de mes. Solo un 20% dice no tener dificultades económicas. El resto lidia con ingresos que no alcanzan, inflación en ascenso y una sensación generalizada de angustia. La inseguridad aparece como el segundo tema más mencionado, con un 28,9% que la identifica como su mayor temor.
En un país donde el salario promedio pierde mes a mes frente a los precios, estos indicadores reflejan una realidad que se repite en distintos rincones del conurbano bonaerense, en el interior del país y también en ciudades como La Plata, donde los precios de alquiler, alimentos y servicios básicos no dejan de subir.
Milei y la sombra de Fernández
Un dato llamativo del estudio es la comparación entre el actual gobierno y el de Alberto Fernández. El 46,9% de los encuestados considera que la situación económica está igual de mal o incluso peor que durante la gestión anterior. En cambio, un 45,8% cree que ahora está igual o mejor. Esta paridad en la percepción representa un desafío político para el oficialismo, que había construido gran parte de su legitimidad en el contraste con el kirchnerismo.
En este sentido, el director de la consultora Proyección, Santiago Giorgietta, remarca que la pérdida de respaldo hacia el gobierno comenzó a visibilizarse tras el escándalo del caso Libra, pero fue el deterioro económico el que terminó de consolidar el malestar social.
Un tablero electoral fragmentado
De cara a las elecciones legislativas de este año, la encuesta arroja datos clave para entender el clima político actual. Un 53,9% de los consultados anticipa que votará a un candidato opositor para limitar el poder del presidente, mientras que un 45% asegura que respaldará a alguien que apoye la continuidad del rumbo actual.
Este escenario abre interrogantes sobre el futuro inmediato del oficialismo, que si bien conserva un núcleo duro de apoyo, deberá enfrentar un escenario de creciente polarización.
Por su parte, Juntos por el Cambio no logra capitalizar el descontento. El PRO alcanza apenas un 6,4% de intención de voto y el radicalismo un 3,7%, lo que refleja una crisis de representación profunda dentro del espacio. En contraste, el peronismo mantiene la mayor intención de voto a nivel nacional, aunque sin lograr todavía una expresión clara de liderazgo.
Lectura desde La Plata
En la capital bonaerense, donde el malestar por los aumentos en el transporte, la caída de la obra pública y el deterioro del empleo público se hace sentir, estos números resuenan con fuerza. El desgaste del gobierno nacional empieza a colarse en la agenda local y condiciona el accionar de los referentes provinciales y municipales, que buscan despegarse del conflicto económico sin perder interlocución con la Casa Rosada.