El mundo despide al primer Papa latinoamericano, un ícono de humildad y cambio, pero la comitiva argentina, encabezada por Javier Milei, protagoniza un bochornoso retraso en Roma que opaca el homenaje al líder que marcó la historia desde Buenos Aires al Vaticano.
El mundo llora la partida de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, quien falleció el pasado lunes 21 de abril de 2025 a los 88 años tras un colapso cardiovascular y un derrame cerebral. El primer pontífice latinoamericano, oriundo de Buenos Aires, marcó un hito en la historia de la Iglesia Católica y dejó un legado imborrable como líder espiritual y defensor de los más vulnerables.
Su muerte, anunciada por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, desató una ola de homenajes globales, pero también una controversia en Argentina: el presidente Javier Milei, acompañado de una comitiva de 25 personas, llegó tarde a Roma y no pudo participar en la ceremonia de la capilla ardiente, generando críticas por lo que muchos calificaron como un «vergonzoso» traspié diplomático.
Un papa que transformó la Iglesia desde la periferia
Francisco, el «Papa del fin del mundo», asumió el pontificado en 2013 con un enfoque revolucionario. Su humildad, simbolizada en su rechazo al lujo vaticano y su vida austera en la residencia de Santa Marta, lo convirtió en una figura admirada por millones. Durante sus 12 años de papado, impulsó reformas estructurales en la Curia, promovió el diálogo interreligioso y abogó por la justicia social, el cambio climático y la inclusión. Su encíclica Laudato si’ (2015) marcó un antes y un después en la lucha contra el calentamiento global, mientras que su apertura a los divorciados y su énfasis en la misericordia desafiaron a los sectores ultraconservadores de la Iglesia.
En Argentina, Bergoglio fue más que un líder religioso: fue un símbolo de identidad nacional. Hincha de San Lorenzo, amante del mate y defensor de los barrios populares, su figura trascendió las fronteras religiosas. Sin embargo, su ausencia en el país durante su pontificado generó críticas entre algunos compatriotas, que esperaban una visita que nunca se concretó.
Tras su fallecimiento, más de 250.000 fieles de todo el mundo acudieron a la basílica de San Pedro para despedirlo durante los tres días que la capilla ardiente estuvo abierta. Líderes internacionales, como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el francés Emmanuel Macron y los reyes de España, Felipe VI y Letizia, rindieron homenaje al pontífice en una ceremonia marcada por la solemnidad.
La comitiva argentina y el traspié de Milei
El presidente argentino, Javier Milei, anunció su viaje a Roma para asistir al funeral de Francisco, programado para el sábado 26 de abril en la plaza de San Pedro. La comitiva, integrada por 25 personas, incluyó a figuras como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; los ministros Sandra Pettovello, Patricia Bullrich y Gerardo Werthein; y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Sin embargo, la delegación llegó a Roma una hora antes del cierre del féretro, demasiado tarde para participar en la ceremonia de la capilla ardiente, un gesto que comitivas de otros países, como Brasil, sí pudieron realizar.
El retraso, atribuido a una escala técnica en Gran Canaria tras un vuelo de más de nueve horas, desató una ola de críticas en redes sociales y medios argentinos. Muchos calificaron el incidente como «vergonzoso» y una «falta de respeto» hacia la memoria de Francisco, especialmente considerando la relevancia del pontífice como el argentino de mayor proyección institucional en la historia. Milei, conocido por sus críticas pasadas al Papa —llegó a llamarlo «la reencarnación del Maligno en la Tierra» durante su campaña—, respondió a las críticas descalificando a los periodistas y acusándolos de enfocarse en «detalles irrelevantes».
El secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, quien lideró la avanzada protocolar al Vaticano, defendió la presencia institucional de la comitiva, destacando que se trataba de un grupo «sin ostentación». Sin embargo, la ausencia de Milei en la capilla ardiente contrastó con la participación de otros líderes mundiales, alimentando el debate sobre la relación del gobierno libertario con la figura de Francisco, marcada por tensiones ideológicas.
Un funeral histórico y un legado eterno
El funeral de Francisco, previsto para el sábado a las 10:00 (hora de Roma), será un evento multitudinario en la plaza de San Pedro, con la asistencia de más de 200.000 personas, según estimaciones de las autoridades italianas. Tras la ceremonia, el féretro será trasladado a la basílica de Santa María la Mayor, donde Bergoglio será sepultado en una sencilla tumba de mármol con la inscripción “FRANCISCUS”, siguiendo su testamento.
Mientras el mundo se prepara para elegir a su sucesor en un cónclave que promete ser histórico, el legado de Francisco sigue resonando. En Argentina, clubes como San Lorenzo y River, junto con figuras políticas de todo el arco ideológico, despidieron al Papa con emotivos mensajes, destacando su humildad y compromiso social. Sin embargo, la tardanza de Milei en Roma quedará como una nota discordante en la despedida a un líder que, desde el barrio de Flores, conquistó el corazón del mundo.