La inflación de marzo y la devaluación posterior a la salida del cepo están marcando un nuevo ritmo en la negociación salarial entre el gobierno bonaerense y los gremios. En este contexto, los sindicatos ya no ven con buenos ojos los acuerdos trimestrales y reclaman un esquema de actualizaciones mensuales para evitar el deterioro del poder adquisitivo.
Desde el entorno sindical sostienen que los sueldos volvieron a quedar por detrás del costo de vida y que es necesario un incremento de al menos dos dígitos para recomponer ingresos. El dato de inflación de marzo, que cerró en 3,7%, y las proyecciones de abril —potenciadas por la devaluación tras el levantamiento del cepo— refuerzan el reclamo de paritarias “cortas” y ágiles.
Por ahora, el gobierno de Axel Kicillof no presentó una propuesta concreta. Las negociaciones se retomaron en las últimas horas, pero sin avances sustanciales. En lo que va del año, la Provincia otorgó un aumento del 9% dividido en dos tramos: 7% en febrero y 2% en marzo. Para abril no está previsto ningún ajuste, aunque se evalúa anticipar un incremento para mayo. Los gremios presionan para que, de concretarse, tenga efecto retroactivo y cubra el bache del mes actual.
También comenzó a circular la posibilidad de que el Ejecutivo bonaerense ofrezca un bono como forma de compensar la falta de actualización en abril. Sin embargo, la mayoría de los gremios rechazan esa alternativa. La exigencia central es que cualquier mejora impacte sobre el salario básico, para que incida en bonificaciones, antigüedad y se traslade automáticamente a los haberes jubilatorios.
Mientras la administración provincial demora una definición, las organizaciones sindicales hacen cuentas. La expectativa inflacionaria para abril supera el 5%, y el panorama económico nacional —condicionado por la política monetaria del gobierno de Javier Milei y el nuevo esquema cambiario— no ofrece señales claras de estabilidad.
En ese marco, crecen las voces que piden dejar atrás las paritarias trimestrales. “Hasta que no haya más certidumbre, lo más sensato es volver a negociaciones mensuales”, repiten en distintos espacios gremiales. El objetivo es mantener una herramienta de ajuste salarial dinámica que evite que el bolsillo de los trabajadores quede atrapado en una nueva carrera contra la inflación.